Tomàs Fuentes me pidió que contara este chiste para incluirlo en la gala Cómicos a favor de los humanos pero al final no incluyó ni un segundo de los doce minutos que dura. Nada. Ni un fotograma. Se me escapa el motivo. Le he estado dando vueltas. Quizá el sonido estaba mal ecualizado. Quizá Tomàs sufre algún tipo de demencia y se olvidó por completo de mi vídeo que, con ENORME ESFUERZO y TREMENDO ALTRUISMO, le mandé por WeTransfer. Y sí. Sé que lo descargó porque me llegó el aviso por email. Por eso me preocupa la salud de Tomàs. No puede ser que me escribiera para decirme «sabía que me mandarías algo bueno, pero ESTO ES MARAVILLOSO» y que luego, sin un motivo de fuerza mayor, mandase mis sueños a la papelera. Nadie es tan miserable. No. Tomàs no es de ese tipo de ratas traidoras. Sabe lo mucho que le aprecio y sabe que está en deuda conmigo porque le he invitado a cigarrillos un par de veces. Así que, Tomàs, si estás leyendo esto, si te queda un mínimo de dignidad, espero que me hagas llegar una copia del informe médico que acredite que padeces algún tipo de trastorno grave y así pueda desearte una pronta recuperación. De lo contrario me llevaría una enorme decepción (ya no sé cuántas van) y te rogaría que me devolvieras los cigarrillos.