Liam Neeson estaba dando su discurso de agradecimiento por el premio Nobel de la Paz que acababa de recibir cuando se enteró de que su familia había sido secuestrada por unos sanguinarios criminales. Se colgó la medalla al cuello y salió del auditorio determinado a rescatarlos a cualquier precio y a destrozar a los secuestradores con sus propias manos.