Hoy les ofrezco una humilde lección magistral de ciencia. No lo hago por gusto, sino por responsabilidad, ya que hay mucha ignorancia y mucha opinión interesada al respecto.
Empecemos por lo básico.
¿Qué es un átomo?
La palabra átomo significa “indivisible” en griego o “bola muy pequeña” en francés. Pero este dato es irrelevante. Lo que de verdad importa es que en el universo, y especialmente en Occidente, casi todo está hecho de átomos.
¿Qué tamaño tiene un átomo?
Esta pregunta es difícil de responder. Para hacernos una idea, el átomo (o “bola muy pequeña indivisible”, recordémoslo) tiene el tamaño de una uña mediana, o ligeramente más pequeño, lo que los hace casi indetectables al ojo humano. Para poder observarlos es necesario recurrir a complejos sistemas de CD-ROM y electrónica.
¿Cómo es un átomo?
Imaginemos un huevo. Un átomo vendría a ser básicamente como un huevo. Es decir, redondo. Aunque está claro que dependiendo del huevo. Hay huevos de varias formas y tamaños. Pese a todo, visualicemos un huevo de gallina común.
Hemos quedado en que el átomo es redondo. Bien. Ahora viene lo más sorprendente. Al igual que pasa con los huevos, alrededor del átomo hay minúsculas partículas que giran en órbita a su alrededor.
Por supuesto que alrededor de los huevos no orbita nada, en principio. Pero para nuestra analogía no conviene enredarnos en detalles.
Imaginemos cosas pequeñas orbitando alrededor del huevo. Por ejemplo, otros huevos más pequeños girando frenéticamente alrededor del huevo grande (o normal). Para entender por qué las partículas (o huevos pequeños) dan vueltas al átomo (o huevo grande (o normal)) hay que tener en cuenta el campo gravitatorio del huevo.
Es cierto que el campo gravitatorio de los huevos es despreciable; prácticamente nulo. Quizá la analogía del huevo no sea la óptima, pero hagamos un acto de fe e imaginemos que el huevo central (redondo y normal, no lo olvidemos) atrae con fuerza a los otros huevos pequeños. Esa fuerza mantiene unido el átomo y sus partículas. Es como si del súper huevo inicial partieran unas enormes grúas que hacen girar los huevos vertiginosamente.
Lo más sorprendente de todo es que estas “bolas muy pequeñas indivisibles” (o átomos) (o huevos) tienen en su interior una fuerza descomunal. Imaginemos al pollito dentro del huevo. Un pollito de fuerza descomunal haciendo movimientos rápidos. Eso es el átomo. Es por eso que cuando hacemos chocar dos huevos, los pollitos explotan como una bomba atómica.
En realidad no explotan. O no lo hacen con una potencia comparable a una bomba atómica. No hay datos fiables de la cantidad de personas que han muerto al hacer chocar dos huevos pero, sin duda, tiene que ser una cifra no muy alarmante.
La analogía del huevo es muy deficiente.
Volvamos a empezar. ¿Qué es el átomo? Imaginemos una riñonera mediana…
me es más fácil imaginar un huevo