Espero que a Mr. Twain no le moleste que publique este fragmento. Si le molesta, que me lo haga saber y lo retiraré:
Os contaré un cuento agradable que tiene un toque de Patetismo. Un hombre se convirtió [al cristianismo] y le preguntó al sacerdote qué debía hacer para ser digno del nuevo estado. El sacerdote dijo: «Imita a nuestro Padre celestial, aprende a ser como Él». El hombre estudió la Biblia diligentemente, a fondo y comprendiendo, y luego de solicitar con oraciones la guía divina, estableció sus imitaciones. Engañó a su mujer para que se cayera por las escaleras, y se rompió la columna, quedando paralítica para toda su vida. Puso a su hermano en manos de un estafador que le robó todo, y lo dejó en un asilo. Inoculó a un hijo el anquilostoma, a otro la enfermedad del sueño, y a otro la gonorrea. Proporcionó la escarlatina a una hija a la que introdujo en la adolescencia sorda, muda y ciega de por vida, y, tras ayudar a un granuja a seducir a la que le quedaba, le cerró las puertas y murió en un prostíbulo maldiciéndole. Luego informó al sacerdote quien le dijo que ésa no era manera de imitar a su Padre celestial. El converso preguntó que dónde había fallado, pero el sacerdote cambió de tema y le preguntó por el tiempo que hacía en su pueblo.
De Cartas desde la Tierra. Publicado también en Escritos irreverentes y La Biblia según Mark Twain.
Un comentario sobre “Mark Twain y la Biblia”
Los comentarios están cerrados.